Ser árbitro o abogado de parte, una salida profesional para los colegiados y colegiadas del ICAM

El 1 de octubre arranca la séptima edición del Curso General de Formación en Arbitraje del ICAM, orientado a la formación de profesionales para ejercer en el ámbito del arbitraje interno o doméstico

Javier Escolano
Javier Escolano
Periodista jurídico

La especialización en arbitraje abre un abanico de oportunidades profesionales en un campo en constante crecimiento. Los profesionales formados en esta disciplina pueden desempeñarse como árbitros, abogados de parte en procedimientos arbitrales, asesores jurídicos y consultores en arbitraje internacional, entre otros roles.

Con este objetivo, el próximo 1 de octubre de 2024 arranca una nueva edición del Curso General de Formación en Arbitraje del ICAM, dirigido por el catedrático de Derecho Internacional Privado y vocal del Pleno de la Corte de Arbitraje del Colegio, José Carlos Fernández Rozas.

A lo largo de sus 56 horas lectivas, el programa está diseñado para ofrecer a los participantes una visión integral del arbitraje desde un enfoque jurídico, metodológico y práctico, con un plantel de formadores de primer nivel. Además de la adquisición de conocimiento, ofrece una plataforma para conectar con profesionales y expertos de renombre en el ámbito del arbitraje

Para José Carlos Fernández, director de este programa formativo, «es el momento de reivindicar el arbitraje interno en nuestro país. A nivel internacional, funciona muy bien el llamado arbitraje comercial, mientras que el de inversión sufre graves quebrantos en jurisdicciones extranjeras. Son dos formas diferentes de ver el arbitraje. Hay pocos despachos en España que se dediquen a esto; suelen ser internacionales. Es una práctica minoritaria, realmente».

En su opinión, la Ley de Arbitraje de 2003 tiene esa vertiente internacional: «El arbitraje comercial ha hecho que muchos litigios internacionales mercantiles no vayan a los jueces, sino a los árbitros. Hay una industria arbitral. En España se creó el Centro Internacional de Arbitraje de Madrid (CIAM), que surgió en pleno Covid. Pretende ser, con el tiempo, una alternativa a la CCI de París, que ha liderado en los últimos veinte años. Ahora CIAM quiere ser la alternativa en América Latina».

José Carlos Fernández Rozas, catedrático de Derecho Internacional Privado y vocal del Pleno de la Corte de Arbitraje del Colegio, dirige el Curso General de Formación en Arbitraje del ICAM

A nivel formativo, «todos los programas se han centrado en el arbitraje internacional, lo que ha hecho que, siempre que hay un congreso, estén orientados hacia esta práctica. Desde la Corte de Arbitraje del ICAM hemos dado una vuelta al programa formativo para trabajar el llamado arbitraje doméstico o interno. Aquí en España hay asuntos internos que se han llevado por vía arbitral, pero, por su carácter confidencial, no hemos conocido realmente de qué se estaba hablando. Son los llamados arbitrajes ad hoc. En España hay un centenar de arbitrajes, pero muchos no funcionan. La mayor parte de los arbitrajes internos se desarrollan en Madrid».

Para este jurista, «no tenemos una cultura arbitral porque, en algunas universidades, no se explica el arbitraje interno y se da mayor énfasis al arbitraje internacional. Los grandes despachos se han orientado hacia estos arbitrajes transnacionales. Por eso, el ICAM, desde su Corte de Arbitraje, trabaja en la formación de abogados de parte y árbitros. También es el objetivo de esta séptima edición del Curso de Formación. Se trata de capacitarse para entrar en este mundo arbitral y poder ejercer como abogado de parte o en otros asuntos como árbitro».

Desde su punto de vista, estos Cursos Generales de Formación «van orientados a formar a los abogados para llevar arbitrajes, y, con posterioridad, se realizarán algunos cursos de especialización que haremos este año en modalidades concretas, como la transmisión de empresas, el arbitraje en materia de seguros o el marítimo, entre otros. La idea no es dar un curso académico, sino formar árbitros y abogados en la práctica, desde el estudio de casos prácticos. Hay que darse cuenta de que mediación y arbitraje no son incompatibles. Hay arbitrajes que se resuelven sin concluir».

Esto hace que «ahora algunos de estos asuntos sean procesos híbridos, donde el árbitro no sea solo el decisor que dicta el laudo, sino que también tenga una labor de facilitador en determinados asuntos para llegar a un acuerdo, y así el laudo sea por acuerdo de las partes. En este curso contamos con árbitros de primer nivel que realizan esta actividad en el mundo arbitral. Analizamos todo el procedimiento arbitral. Al final, se trata de introducir el arbitraje interno en nuestro entramado empresarial».

Conocer el arbitraje para utilizarlo

Ana Martínez, socia en MAIO Legal y vocal del Pleno de la Corte de Arbitraje del ICAM, se encarga, en este curso de formación, de explicar lo relacionado con la función arbitral, las consecuencias del ejercicio y profundizar en el Tribunal Arbitral y su diversidad de cometidos. «La práctica arbitral es muy diferente a la jurisdicción ordinaria, y hay que conocerla bien para no desconfiar de su implementación. A veces no se sabe cómo empezar el procedimiento arbitral. Ahora los jóvenes letrados cuentan con algún programa formativo, como este del ICAM, que nosotros, de otra generación, no tuvimos».

Ana Martínez, socia en MAIO Legal y vocal del Pleno de la Corte de Arbitraje del ICAM
Ana Martínez, socia en MAIO Legal y vocal del Pleno de la Corte de Arbitraje del ICAM

Respecto a este programa formativo, recuerda que «ha aglutinado a un grupo de profesionales que conocen bien la práctica arbitral. Esto supone que aquellos que se quieren iniciar en la práctica arbitral pueden hacer preguntas sobre cualquier asunto que no entiendan del arbitraje y su desarrollo. Es muy bueno para la Corte de Arbitraje del ICAM haber vuelto a poner en marcha esta iniciativa formativa, con bastantes contenidos prácticos».

En síntesis, «el curso abarca todos los aspectos fundamentales del arbitraje. Consiste en presentaciones y debates interactivos en los que se utilizarán casos prácticos diseñados para perfeccionar la comprensión de los participantes de conceptos teóricos fundamentales, al tiempo que se hará hincapié en muchos aspectos prácticos relacionados con la realización de este especial procedimiento de arreglo de controversias».

También se realizará un simulacro de sesión sobre el examen de los laudos por parte de la Corte de Arbitraje del ICAM. En esta sesión, los participantes practicarán la identificación y el análisis de problemas de arbitraje internacional, así como la creación y evaluación de posibles soluciones jurídicas, con el objetivo de aumentar sus conocimientos y su comprensión de los principios y métodos básicos del arbitraje. «Al final, la formación en la práctica arbitral es fundamental para conocer bien las ventajas del arbitraje. Los arbitrajes son más sencillos cuando hablas con dos partes que conocen su utilidad».

Desde su punto de vista, «es fundamental saber cómo llevar un procedimiento arbitral, que es diferente de los de la jurisdicción ordinaria, conocer bien tus funciones dentro del arbitraje, ya sea como abogado de una de las partes o como árbitro, en caso de ser designado. Son dos figuras diferentes en el procedimiento arbitral. El debate está abierto sobre si se pueden simultanear estos dos papeles. En un momento actual, con los problemas que tiene la justicia en nuestro país en cuanto a plazos y colapso, desde luego que se debería promocionar la mediación o el arbitraje para resolver muchos de los asuntos que llegan a los pleitos».

Para Ana, «es fundamental implicar a la gente joven, abogados que están iniciando su carrera, en el mundo arbitral. Si nuestro letrado es un convencido del arbitraje, seguramente incluirá las cláusulas de arbitraje en los distintos contratos. El problema es el desconocimiento del arbitraje. Todavía hay empresas que no lo conocen y no saben cómo funciona. El arbitraje debe tender a la excelencia para que no haya dudas de su utilidad frente al procedimiento judicial. Si tienes un buen laudo, es la mejor publicidad que tiene el arbitraje. No te puedes permitir un error porque iría en contra de la implementación del arbitraje».

El arbitraje, diferente a la vía judicial

Josep Maria Juliá, director de la boutique legal Delegaltessen, árbitro y mediador, es otro de los docentes de este curso. Ha participado en otras ocasiones, y en esta oportunidad su parte tiene que ver con aspectos clave del procedimiento arbitral, tanto sobre la función de los árbitros, las partes en el arbitraje, la conducta de los abogados representantes de las partes, las Directrices de la IBA de 2013, las notificaciones y comunicaciones, así como cuestiones incidentales y la acumulación de procesos arbitrales. «Este esfuerzo formativo que hace el profesor Fernández Rozas, director del curso, es encomiable. No hay nada mejor como un curso de este tipo, cien por cien práctico, para acercarse al arbitraje».

Para este experimentado jurista, «una de las cuestiones básicas para la promoción del arbitraje es que la gente lo conozca como herramienta. Al final, lo que uno no conoce, no utiliza, y no se fía de ello. Creo que el esfuerzo que ha hecho el director del curso ha sido notable porque ha reunido a un grupo de profesionales del arbitraje de contrastada solvencia y capacidad como formadores en un curso de carácter modular, donde se aprende sobre los entresijos del arbitraje, desde la voluntad de las partes hasta que se llega al laudo final, incluyendo el ejercicio de la impugnación de ese laudo, según señala la normativa vigente de arbitraje de 2003».

Sobre el programa, reconoce que «es bastante completo por lo que puede verse y no deja ningún aspecto relacionado con el arbitraje sin abordar. Un curso de este tipo resulta ideal para familiarizarse con el arbitraje y conocerlo a fondo con gente que se dedica a esto. Siempre es bueno. Esta iniciativa de la Corte de Arbitraje del Colegio de la Abogacía de Madrid hay que valorarla como muy interesante, por lo que representa la entidad en sí. El mayor colegio de abogados de Europa, el lanzamiento de ese curso ya supone una forma de promoción acertada para difundir las bondades del arbitraje como método extrajudicial».

Sobre la parte que le ha tocado en esta ocasión en este Curso de Formación, Juliá concreta que «no se conoce realmente lo flexible que puede ser el arbitraje. No se aprovecha de manera suficiente. Creo que, cuando afrontas un arbitraje, debes organizarte bien desde el principio. No hay que dejarse llevar por la inercia del procedimiento de litigación porque muchos abogados vienen con esta formación litigante. Hay que olvidar eso y ver la manera más eficiente de presentar tu caso. Con el uso del arbitraje, puedes hacerlo de forma individualizada ante un tribunal arbitral especializado que lo va a analizar. Es una manera diferente de funcionar del procedimiento judicial».

Desde su punto de vista, «en un país donde la justicia no funciona de manera correcta y los juzgados están atascados, acudir al arbitraje parece esencial para determinados asuntos. En la actividad comercial es fundamental que los contratos se cumplan a tiempo. El principio pacta sunt servanda no sirve para nada si tienen que pasar años para que la otra parte cumpla con lo estipulado. Al mismo tiempo, la garantía del arbitraje es que tienes profesionales, los árbitros, que conocen de lo que se está juzgando. Son expertos en el tema, con experiencia en la materia. Este tipo de profesionales hacen su trabajo y dan tranquilidad a las partes cuando llevan un arbitraje».

Juliá, al igual que el resto de entrevistados en este reportaje, admite que el mundo del arbitraje se abre para muchos jóvenes profesionales de la abogacía que han acudido a algún Moot en su universidad y han quedado fascinados por el desarrollo de un arbitraje. «Todavía las asignaturas que hay en los planes de estudio son escasas, hay que ir a algunos másteres de posgrado, con lo cual la iniciativa del ICAM es aún más valiosa. Antes nos decían que había que ir a litigar, pero el arbitraje nos ha demostrado que hay otra forma de resolver los conflictos entre empresas, tanto a nivel nacional como internacional. Muchas empresas prefieren la mediación o el arbitraje para evitar las disputas».

Javier Escolano
Javier Escolano
Periodista jurídico

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