En el complejo entramado del sistema judicial, el derecho de daños emerge como un elemento fundamental para la protección de los derechos individuales y la reparación de los perjuicios sufridos por particulares y entidades. Para ahondar en esta materia, hablamos con Antonio del Moral, Magistrado de la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo y miembro del Comité científico del VII Congreso Internacional sobre el Derecho de Daños, que se celebra en los próximos días.
En primer lugar, y a modo introductorio, ¿podría explicar brevemente qué comprende el Derecho de Daños y cuál es su alcance en el sistema legal?
Esta materia aborda una de las instituciones fundamentales del derecho privado como es la responsabilidad civil. Es temática transversal pues se contempla también desde otras disciplinas jurídicas ajenas al derecho privado. En el ámbito penal también se ventilan cuestiones de responsabilidad civil. La responsabilidad patrimonial de la Administración constituye otra manifestación de esa institución que, por otra parte, tampoco escapa al derecho laboral. Comparten todas esas facetas un entronque común y son enjuiciadas desde parámetros y criterios coincidentes.
Es materia con mucha enjundia y en constante evolución.
¿Cómo ha evolucionado el Derecho de Daños a lo largo del tiempo y qué factores han contribuido a estos cambios?
Los principios del derecho de daños continúan prácticamente indemnes, por cuanto beben fundamentalmente de las fuentes del derecho romano.
Pero la evolución ha sido constante y continua. Desde esos principios basilares, se implementan respuestas a nuevos problemas o controversias que van surgiendo. Por ejemplo, la responsabilidad médico-sanitaria era una gran desconocida en España hasta el último cuarto del siglo XX, en que surgieron las primeras reclamaciones por negligencia médica. Hoy es una materia en auge. Ocupa una parte significativa de la actividad jurisdiccional, aunque llevemos sometiéndola a enjuiciamiento no mucho tiempo.
En una situación similar nos encontramos ante las nuevas realidades que surgen en el ámbito de la circulación, con las nuevas modalidades de movilidad “carsharing” o los “patinetes eléctricos”.
Al igual que se ha ido dando respuesta también desde el derecho de daños a todas las situaciones surgidas en el tratamiento de datos personales y se darán a buen seguro con el uso de la inteligencia artificial. Detrás de cada respuesta una máxima, “reparar el daño causado”.
¿Cómo describiría la evolución del Derecho de Daños en la doctrina del Tribunal Supremo y qué papel ha jugado la jurisprudencia de este Alto Tribunal en el desarrollo del derecho de daños?
Yo no soy especialista en derecho civil. Mi trayectoria está estrechamente vinculada al derecho penal. Pero dentro de éste siempre han atraído mi atención los temas de responsabilidad civil en el proceso penal. En el ámbito estrictamente civil el seguimiento que he hecho de la doctrina jurisprudencial es más distante. Pero tengo la percepción de que la Sala Primera del Tribunal Supremo ha sabido ir dando respuesta a las nuevas problemáticas y controversias, teniendo en cuenta las circunstancias y los avances sociales, pero sin perder de vista los principios inspiradores del derecho desde los que hay que enjuiciar y dar sentido a la respuesta que se ofrece.
Fíjese la importancia que ha tenido el papel jurisdiccional que una de las principales teorías en el ámbito del derecho de daños es de creación jurisprudencial, algo insólito en nuestro derecho de base continental. Me refiero a la teoría de la pérdida de oportunidad que, además, ya aparece esporádicamente en la jurisprudencia penal al rebufo de la senda abierta por la jurisprudencia civil.
En esta materia, al igual que en otras, el papel del Tribunal Supremo en el desarrollo, mejora y avance del Derecho de Daños ha sido muy importante, con la ayuda siempre de los abogados especializados, que, al final, son los que proponen nuevos caminos e interpretaciones, que son discutidas y reflexionadas por los magistrados, asumiéndolas o no.
¿Qué importancia tiene la jurisprudencia europea en la evolución del Derecho de Daños en España?
Es una de las cuestiones que se analizarán en esta edición del Congreso. Queda mucho camino por andar, pero incluso los no especialistas sabemos que la repercusión de la normativa europea en el derecho de daños es relevante e irá in crescendo. La regulación comunitaria en materia de contratos, la relativa a la protección de datos y otras materias han incidido de manera muy significativa en el Derecho de Daños.
El Congreso Internacional sobre el Derecho de Daños celebra los próximos 7 y 8 de marzo su VII edición bajo el lema Daño y resarcimiento. ¿Cuáles son las novedades de esta 7ª edición y qué aspectos destacaría del programa?
El Congreso, que ya tiene cierta tradición, se mantiene fiel a sus orígenes. Se eligen unos temas de especial actualidad para tratarlos a fondo con enfoques tanto académicos como más prácticos; y se trata, al mismo tiempo, de poner al congresista al día de todas las tendencias jurisprudenciales y doctrinales, combinando el estudio de los temas de siempre que no pueden faltar, con otros más novedosos.
Uno de los temas más llamativos que se abordarán tiene que ver con el impacto de la inteligencia artificial en la responsabilidad por daños. ¿Cómo cree esta tecnología está cambiando el panorama legal en términos de responsabilidad por daños y qué desafíos legales plantea?
Los designios de la inteligencia artificial son inescrutables. Bromas aparte, todavía se antoja prematuro para hacer grandes vaticinios.
Es una realidad con la que vamos a convivir y quiero resaltar ese término de convivencia, no suplantación, esa es mi impresión y, por ende, nos tendremos que adaptar, como nos adaptamos al uso de las nuevas tecnologías y en general el ser humano se ha ido acoplando a los avances que se han producido a lo largo de la historia de la humanidad. Pero esos avances tecnológicos deben estar al servicio de la humanidad y no arrinconarla. Y esto, en materia de inteligencia artificial y justicia, me parece importante subrayarlo en todos los sentidos de la palabra humanidad; también como expresión de que lo justo, lo jurídico es irreductible a un algoritmo. Si el componente humano es erradicado de la justicia, ya no se puede hablar de justicia. Lo justo es concepto distinto de lo exacto. La inteligencia artificial nos puede desvelar lo exacto. También nos puede ayudar en la tarea de descubrir lo justo en un caso. Pero nunca podrá suplantar en esa labor al elemento humano.
Será importante su regulación pero sin perder de vista el humanismo de nuestra sociedad.
¿A qué tipo de profesionales está dirigido este Congreso?
A todos aquellos juristas interesados en la responsabilidad civil y el seguro, con independencia que se hallen inmersos en la práctica diaria en la materia o simplemente les azuce la curiosidad.
Es un encuentro enormemente instructivo, de gran interés y de una enorme altura jurídica como pone de relieve el programa del Congreso.
Para los abogados, ¿cuál sería el valor añadido de asistir a un evento como este? ¿Qué oportunidades de aprendizaje pueden esperar?
Este tipo de encuentros son, a mi juicio, fundamentales. Primero, para tener la oportunidad de encontrarnos en foros más distendido y propicios para la reflexión, el intercambio de ideas, abrir nuevos caminos y soluciones ante problemáticas que hoy nos ocupan.
En segundo lugar, para tener más empatía y capacidad de acercarnos a otras realidades y prismas.
Y, por último, nos sirven para poner en valor la ilusión constante en mejorar, implementar nuevos caminos y tendencias, en aprender… Un buen jurista nunca pierde el interés por aprender, por escuchar las ideas y reflexiones de otros juristas.
¿Cuál es el bagaje de las seis ediciones anteriores y cómo ha contribuido esta iniciativa al desarrollo y conocimiento del Derecho de Daños?
Creo que a lo largo de la entrevista se ha podido comprobar en cierta medida el entusiasmo que me genera hablar del Congreso y del Derecho de Daños. El gran culpable de ello es el artífice fundamental de la cita, Mariano Herrador, que además de un gran profesional del derecho, es amigo y un apasionado de la materia. Y Mariano tiene una enorme capacidad no solo para entusiasmarse, sino para contagiar a otros, para arrastrar a los que tiene cerca. A todos los que de una u otra manera estamos relacionados con el Congreso, en mi caso como miembro del Comité Científico, nos ha inculcado esa pasión. Y una perseverancia y buen hacer capaz de superar dificultades del tamaño de una pandemia. Recuerdo con admiración como en un tiempo impensable y sin rendirse ante nada, supo convertir esas jornadas presenciales celebradas los días inmediatamente anteriores a la declaración del estado de alarma, en unas jornadas on line, con el mismo nivel y calidad y manteniendo el programa previsto.
El bagaje de estos años es enormemente enriquecedor. Ahí están los magníficos libros que recogen los estudios abordados cada edición.
El último Congreso en Úbeda en 2022 fue el culmen y puso de relieve la madurez alcanzada a lo largo de seis ediciones. En muchos ámbitos de la responsabilidad civil, sobre todo la responsabilidad civil médico-sanitaria, se habla de ese Congreso como el foro de Úbeda y todavía hoy se comparten muchas reflexiones que a lo largo de los tres días Congreso se compartieron en la ciudad jienense en 2022.
Creo que estamos ante una cita consolidada y que en cuanto se publica la fecha muchos profesionales señalan como cita obligada porque saben que se van a hablar de temas muy interesantes, de gran actualidad y que va a ser un encuentro provechoso tanto a nivel formativo como para el desarrollo profesional. Y me siento muy orgulloso de que el principal factótum, Mariano, venga contando conmigo para implicarme en este evento.