En el marco de su Programa de Bienestar Integral, a través de la Fundación ICAM Cortina el Colegio pone a disposición de todos sus miembros una línea de ayuda psicológica. Atendida por psicólogos especialistas en primera atención y acompañamiento, funciona de lunes a viernes desde las diez de la mañana hasta las ocho de la tarde. Cuando un colegiado o colegiada marca el número 900 90 34 36, un operador toma sus datos de contacto y en un plazo no superior a 6 horas recibe la llamada de un especialista. Alguien como Joan Francesc Serra i Pla, psicólogo clínico de la unidad de Salud Mental del Hospital Quirónsalud Digital, uno de los profesionales que atienden este servicio totalmente gratuito para los colegiados y colegiadas del ICAM.
¿En qué consiste su trabajo en la línea de apoyo psicológico del ICAM?
Nuestro trabajo consiste en escuchar la demanda del paciente, orientar el problema y ofrecerle un plan terapéutico individualizado, que puede ir desde proporcionarle unas pautas específicas para manejarlo mejor, hasta realizar un análisis más profundo del problema y empezar un tratamiento psicológico o derivarlo con Psiquiatría si requiere de medicación.
¿Cuándo recibe una llamada, cómo funciona y hasta dónde llega esta atención?
Los profesionales del ICAM disponen de 10h al día durante toda la semana para llamar a un psicólogo especialista en el tema siempre que lo soliciten. Las llamadas tienen una duración aproximada de unos veinte minutos, en los que se escucha al paciente, se crea un vínculo de confianza y se encuadra la demanda. Por lo general, los pacientes acuden al servicio cuando no encuentran una forma de dar respuesta o de encauzar sus acciones para afrontar problemas y preocupaciones que afectan a su bienestar emocional y/o a su rendimiento. Será un pacto entre el profesional y el paciente decidir hasta dónde se llega con este acompañamiento emocional.
¿Qué tipo de situaciones o problemáticas le llegan con más frecuencia?
La demanda más frecuente es la ansiedad, seguida del burnout y el estrés laboral, pero también llegan demandas de todo tipo: problemas interpersonales, insomnio, duelo, situaciones de alto impacto emocional vivido, sintomatología depresiva… A menudo tienen dificultades para soportar el ritmo de vida que les impone su trabajo (horarios, carga, conciliación familiar…). Algunos tienen problemas para dormir bien y otros tienen síntomas de hiperactivación fisiológica debido a los casos de alto impacto emocional que llevan, y que les son difíciles de manejar. Los síntomas de depresión (cansancio, apatía, tristeza, llanto, desmotivación…) también son frecuentes. En muchas ocasiones no saben cómo manejar el malestar emocional que les generan todas estas situaciones y acuden para recibir ayuda psicológica.
¿De qué manera se tratan?
Para ayudar al paciente, primero analizamos la situación que nos plantea y diseñamos un plan de intervención específico. Es habitual empezar con la psicoeducación acerca del problema que tienen, y a partir de ahí aplicar diferentes técnicas empíricamente validadas para tratar su problema. Por ejemplo, a menudo se utilizan técnicas como la reestructuración cognitiva para cambiar los pensamientos desadaptativos y las ideas irracionales que están causando sufrimiento, o técnicas de asertividad, habilidades sociales, solución de problemas, etc., según el caso.
¿Este tipo de situaciones son específicas de la abogacía o se trata de un fenómeno más amplio que afecta a otros sectores profesionales?
Hay situaciones comunes a otros sectores como el estrés y la ansiedad, u otros problemas persona-dependientes (duelo, dificultades relacionales….). Pero hay otras más específicas del ámbito de la abogacía como por ejemplo el trauma vicario, que aparece tras vincularse mucho con un caso o tras exponerse a situaciones de alto impacto emocional. También el burnout es muy frecuente en este colectivo debido a que los horarios no siempre son cerrados, y la resolución de cada caso depende (en parte) de la implicación del profesional.
Cuando aumenta lo que llamamos el “locus de control interno” es decir, la sensación de que el resultado depende de lo que yo haga, es fácil que se acaben destinando un exceso de recursos personales al trabajo y a la larga se traduzca en una sensación de mayor agotamiento. Ser conscientes de esto y trabajar estrategias de afrontamiento más adaptativas les ayuda a pasar de un distrés (estrés que genera malestar) a un euestrés (estrés voluntario, agradable) y mejorar no solo su bienestar emocional sino también su productividad.
¿Qué le diría a un abogado o abogada que esté pasando por un mal momento a nivel emocional y que aún no se haya decidido a llamar la línea de apoyo del ICAM?
Le diría que buscar ayuda a tiempo permite solucionar antes un problema menor y que no se convierta en mayor. Le diría que a veces nos cuesta mucho identificar la gravedad de nuestro malestar, o creemos que solos lo podremos solucionar, o peor, que no hay solución. Buscar ayuda psicológica cuando se necesita es una conducta de salud que no solo nos beneficia a nosotros sino también a las personas que queremos y están a nuestro alrededor.